En los últimos tiempos estamos asistiendo a todo un espetáculo por parte de la clase política en cuanto a corrupción se refiere, en todos sus más variados aspectos. En Valencia, en Barcelona (Palau de la Música), en Mallorca y ahora en Santa Coloma de Gramanet. Corrupción urbanística, comisiones, gestión indebida de dinero público, gratificaciones, sueldos astronómicos, etc., etc. Y no es sorprendente que no nos sorprendamos por ello, más bien al contrario, casi diría que lo aceptamos como normal y que, en caso de afectar a un partido político directamente, éste no se verá afectado en las próximas elecciones, o si lo es lo será mínimamente. Y es que realmente es normal cuando nos movemos en las altas esferas del poder o caminamos por el serpenteante camino del dinero fácil. La corrupción es innerente al ser humano y, concretamente al ser humano "pudiente" ya que el que es pobre no tiene nada que ofrecer y, por lo tanto, queda completamente al margen del negocio. Solamente será reclamado cuando tenga que pagar el coste de la operación, ya que como "pobre" debe de ser un elemento productivo para poder vivir
"Si no puedes comprar, no puedes comer" he leido en alguna parte.
Pues esta corrupción existe también en todos los niveles de la estructura social. Su único denominador común es el dinero, y, como tal, existe en la política, en las empresas, en el funcionariado público e incluso en mi escalera cuando hay que hacer algún tipo de gasto en forma de obras y/o arreglos.
Mientras el objetivo de nuestra existencia sea la mejora del "status" de cara al exterior, la exaltación del propio ego, el éxito a cualquier precio (y si es a costa de los demás mucho mejor) por más controles, auditorías y controles que se establezcan, la corrupción seguirá existiendo.
Y nosotros tan contentos. Y si no ya lo veremos en las próximas elecciones.
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